ESAD de Extremadura
HISTORIA De Olivenza a Cáceres
Fue en 1998 cuando los estudios teatrales en Extremadura comenzaron a impartirse de una manera formal y reglada.
En enero de ese año se creaba la Escuela de Teatro y Danza de Olivenza. Aquel primer curso reducido, que duró de enero a junio, tenía carácter experimental y contaba con la matrícula de 18 alumnos. La experimentación resultó positiva y al año siguiente, un nuevo curso de seis meses, también de enero a junio, completaba el primer año académico de la neonata Escuela.
La creación de una entidad académica que impartiera los estudios de Teatro era una necesidad demandada por la sociedad extremeña. La actividad dramática era importante, los grupos teatrales, numerosos, brillaban con luz propia los festivales, pero faltaba la formación rigurosa. La Escuela de Teatro y Danza de Olivenza venía a dar respuesta a esa demanda y lo hacía con un currículo de alto nivel basado en las enseñanzas impartidas por las escuelas superiores de arte dramático de España y con el concurso de profesores de contrastada capacidad y experiencia.
El camino que lleva desde Olivenza a Cáceres o desde la Escuela de Teatro y Danza hasta la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura no fue fácil. Desde el primer momento quedó claro que los estudios impartidos en Olivenza, aun teniendo en cuenta su seriedad y excelencia, adolecían de falta de titulación oficial. Había que conseguir que fueran reconocidos oficialmente por Educación. Y en esa andadura hubo que trabajar duro.
De la primera promoción de la Escuela de Olivenza salieron ocho alumnos que montaron en el Teatro Romano de Mérida “Las suplicantes”, dentro de la programación del Festival de Teatro emeritense. Aunque el primer montaje de la Escuela oliventina fue un homenaje al escritor extremeño Jesús Alviz con motivo del Día del Teatro.
Cambio de Escuela de Teatro y Danza a ESAD
El espacio cuenta con 400 butacas y en el que se ha llevado a cabo una reforma para dar cabida a nuevos usos. Quedando un espacio que a diario se llena de voz y de música, en un edificio dedicado a la educación en artes, en una sala cuyo destino no puede ser otro que el de acoger y ofrecer danza y teatro a la ciudad de Cáceres, y que además sigue conservando a su entrada aquella vieja máquina de cine que, tanto bueno trajo a esta ciudad.